Al filmar a Sebastian, Freddie Mercury estaba en mi mente. Que quiere vivir para siempre, sí. Me gustaría vivir para siempre con este dios. Daddy de una, marido de una y amante de quién sabe cuántas. Sebastian es bisexual. Trabaja como asociado de ventas en una tienda local de celulares. Lo conocí allí. Su piel aceitunada pide a gritos ser devorada, su polla pide ser chupada y su culo, oh mi puto dios, ese culo es para morirse. Sebastian nos lleva a su reino donde somos meros espectadores de un cuento de hadas tan cercano y un dios tan lejano. Es una especie de magia.