Debes darle a Pyotr Tomek al menos un poco de crédito al comienzo de este córneo encuentro con Kris Blent. Como el joven responsable de los trabajos ocasionales en el campamento, claramente tiene un millón y una cosas en su lista de tareas pendientes, ¡y ciertamente no tiene tiempo para distraerse con un jovencito holandés enloquecido! Sin embargo, su exhibición muy loable de autocontrol demuestra ser algo en vano. Como siempre es el caso, un gallo duro no tiene conciencia; ¡y no pasa nada de tiempo antes de que el amigo moreno y de cabello oscuro responda exactamente de la manera que Blent había esperado desde la primera vez que lo vio, bajando los troncos y sorbiendo la polla carnosa y afeitada del interior!