Compro mis alimentos en la bodega de abajo. Hace unos días me di cuenta del pedazo del carnicero, CALIENTE. Así que le dije a Rafael, ¡papi tenemos unas bolas para lamer! Por supuesto nuestro querido Rafael nunca se niega a una polla caliente. Rafael se ocupó de nuestro carnicero. Lamiendo sus pelotas peludas, escupiendo su polla y tomando el semen como el jefe. Lamentablemente, sí hay una lágrima en esta historia, nuestro carnicero no quería que se viera su cara. Dijo que tiene muchos hombres gay como clientes. Joder, ya sé lo que va a pasar, van a masacrar al carnicero.